http://www.bloguerosconelpapa.org

miércoles, 27 de febrero de 2013

Sierva de Dios Catalina de Cristo


Catalina de Balmaseda y San Martín, o Catalina de Cristo, (Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 28 de octubre de 1544 - Barcelona, 3 de enero de 1594), carmelita descalza, mística, fundadora de los Carmelos descalzos de Pamplona y Barcelona.

Infancia

Nació en el seno de una noble familia, siendo la tercera de cuatro hermanos, hijos de D. Cristóbal de Balmaseda, pariente de santa Teresa de Jesús, y de Dª. Juana Bustamante y San Martín. Siendo niña destacó pronto por su religiosidad, inclinada a la soledad, a rezar y dar limosna a los pobres. Hizo muy pronto propósito de guardar virginidad.
Durante este período pasó un breve tiempo en Murcia por unos asuntos de su padre. A su regreso enfermó gravemente y sufrió 9 meses en cama sin poder apenas moverse. Hizo promesa a la Virgen María de velar en la iglesia de Santa María del Castillo si la curaba, cosa que ocurrió.

Juventud

Muerta su madre, D. Cristóbal de Balmaseda pensó en casarse nuevamente, y en casar a Catalina con el hijo de la nueva esposa. Para evitarlo, Catalina averiguó de quién se trataba y, acercándose a ella, sin revelar su identidad, la convenció del grave error y del mal carácter de D. Cristóbal y de su hija menor.
Durante una predicación en Madrigal de las Altas Torres del franciscano Alonso Lobo logró comunicarse con él por escrito, confirmándole el religioso que el camino espiritual que había elegido era bueno y seguro.

Localidad en la región de Ávila de la Moraña, donde nació nuestra sierva de Dios la sierva de Dios Isabel I, la Católica, la reina de castilla que unificó el estado español y está, al igual que Catalina, en camino a los altares.

Vocación

Su primer deseo fue hacerse ermitaña al oír las historias sobre la vida de Catalina de Cardona. Pero el 1 de julio de 1568 conoce a santa Teresa de Jesús que pasó por Madrigal de las Altas Torres de camino al convento de Medina del Campo. Aunque intentó hablar en privado con la santa, su hermana se lo impidió.
El 5 de octubre de 1571 moría su hermana por la peste que azotó la región ese año. Quedaba así libre para hacerse monja. Pidió a santa Teresa de Jesús ser admitida en el convento de Medina del Campo, accediendo el 10 de julio de 1572.1 Realizó el noviciado y emitió la profesión el 5 de agosto de 1573.

2º Carmelo fundado por la santa Madre, Teresa de Jesús, en el que ingresó M. Catalina de Cristo.

Fundaciones

                                   Carmelo fundado por santa Teresa de Jesús de carmelitas descalzas.
En 1581 ayuda a santa Teresa a fundar en Soria.2 El 15 de junio de ese mismo año la santa la nombra priora de la nueva fundación, a pesar de la oposición del P. Gracián por carecer de cultura.
El 8 de diciembre de 1583 Sor Catalina funda el Carmelo de Pamplona. Durante su permanencia en esta ciudad se vio afectada de diversas enfermedades.

                                                        Carmelo por ella fundado en Pamplona

En 1588 sale de Pamplona para una nueva fundación en Barcelona. En el camino hizo parada en Zaragoza, donde visitó las iglesias de la ciudad, especialmente la Basílica del Pilar. Llegó a Barcelona el 14 de junio, desempeñando el oficio de priora hasta la muerte.

Favores espirituales

Sor Catalina vivió desde niña experiencias sobrenaturales también presentes en otros místicos: visiones, milagros, percepción extrasensorial, etc. Destacó especialmente por el don de profecía, vaticinando con 8 meses de antelación la derrota de la Armada Invencible.

Muerte

Agravándose la enfermedad en Barcelona, Sor Catalina vaticinó su propia muerte, que aconteció el 3 de enero de 1594, bien entrada la noche. El funeral se celebró al día siguiente.
Seis meses después, en junio, fue extraído el cuerpo de la tumba y se halló incorrupto. El 19 de marzo de 1597 fue examinado por médicos de la ciudad que calificaron de milagrosa la incorrupción. El cuerpo recibió veneración pública, siendo visitado entre otros por Felipe III y su esposa Margarita de Austria en el año 1600.
Por mandato del Padre General Fray Francisco de la Madre de Dios, el cadáver fue trasladado al convento de Pamplona en 1604. En compensación por la pérdida, se entregó al convento de Barcelona un brazo y una mano. El cadáver continúa incorrupto en la actualidad.
Sor Catalina de Cristo tiene abierto proceso de beatificación en la archidiócesis de Barcelona.

Bibliografía
  • Leonor de la Misericordia (1995). Relación de la vida de la venerable Catalina de Cristo. Burgos: Editorial Monte Carmelo. ISBN 84-7239-306-2.
  • Miguel Bautista de Lanuza (1999, Facsímil de 1659). Vida de la venerable madre Catalina de Cristo. Valencia: Librerías París-Valencia. ISBN 84-8339-119-8.
Notas
  1. Lo hizo a través de carta, conservándose el texto de la misma.
  2. Santa Teresa de Jesús lo describe en el capítulo 30 de Las Fundaciones.                                                   

    Oración: Trinidad Santísima que, os complacéis en ensalzar a los humildes de corazón, confiando en los méritos de Jesucristo y los de su Madre Inmaculada, os pido la gracia ... por intercesión de la Madre Catalina de Cristo que, tanto supo humillarse por Vos en la tierra. Así sea. Padre Nuestro y Ave María.

    Con censura eclesiástica del Arzobispado de Barcelona.

    Si reciben gracias, u otras, se dirijan a:    
Carmelitas Descalzas, 
Plaza de S. José, C/ Salsipuedes, 1, 
31001 Pamplona, España

Carmelitas Descalzas, 

C/ Inmaculada, 45, 
08017 Barcelona, España
 
 

Venerable Juana de la Cruz



SOR JUANA DE LA CRUZ, UN CASO POCO COMÚN EN LA IGLESIA ESPAÑOLA.

Fue monja, párroco y predicadora de fama

Acudimos para el estudio de este personaje del renacimiento español al trabajo realizado por Inocente García Andrés, sacerdote de mi diócesis de Getafe que se especualizó en el tema y a él dedicó su tesis doctoral. Esta insigne mujer, Sor Juana de la Cruz. también conocida popularmente por Santa Juana, aclamada por el pueblo como santa y doctora, nació el 3 de mayo del año 1481, a unos 14 kilómetros de Cubas, en Azaña (hoy Numancia de la Sagra), en la Comarca de la Sagra de Toledo.Cuando cumplió los quince años, su familia le preparó un matrimonio con un caballero rico; y entonces Juana, vistiéndose con el traje de un primo huyó de la casa paterna para realizar su deseo de consagrarse a Dios en el Beaterio de Santa María de la Cruz, que ella convertirá en Monasterio. Sus familiares fueron a buscarla, pero viendo su determinación, su padre le dio el consentimiento. Allí profesó al año siguiente con el nombre de Juana de la Cruz.

Hacia los 26 años comenzó a mostrarse en ella el carisma de la predicación. Durante trece años predicará con permiso de los superiores, “para fortalecer la fe de los sencillos” y llamar a todos a la santidad, acudiendo a escucharla los grandes personajes de la época: el Gran Capitán, el Cardenal Cisneros, don Juan de Austria y el propio emperador Carlos V. Su magisterio caló hondo durante siglos en el alma del pueblo y en la más fina espiritualidad de los conventos de todas las familias franciscanas. Es de destacar su influencia en las más celebres clarisas del siglo XVII, como Jerónima de la Asunción, Luisa de Carrión, Juana de San Antonio y la concepcionista Sor Maria de Jesús de Ágreda. Parte de su predicación está recogida en un manuscrito llamado “El Conhorte”, que contiene 72 sermones suyos, recogidos por Sor María Evangelista, monja del mismo convento, que también fue su primera biógrafa.
















Convento de santa María de la Cruz, convento donde vivió la sierva de Dios Juana de la Cruz y donde se le apareció Ntra. Sra. en Cubas de la Sagra (Diócesis de Getafe, Madrid).

Obtuvo para el Convento de Cubas de la Sagra del Cardenal Cisneros un extraño privilegio, esto es, el del “beneficio” de la de la parroquia aneja al convento (que también fue elevado a “monasterio”), de modo que la potestad sobre dicha parroquia pertenecía a la abadesa y el que hasta entonces había sido párroco en realidad quedaba como capellán. No nos extrañe dicho privilegio, aunque es verdad que no es común en el siglo XVI. Siglos antes, en plena Edad Media, encontramos abundantes casos de jurisdicción femenina (normalmente de abadesas), que no dejan de sorprende a los historiadores. 

Así, mientras que Santo Tomás de Aquino consideraba “una corrupción de las buenas costumbres que la mujer ejerza la autoridad. Porque la mujer no tiene ni la ‘llave’ del Orden ni la de la jurisdicción. No obstante, se le concede algún uso del poder de las llaves, como la corrección de las mujeres que le están sujetas, por razón del peligro que podría resultar de la convivencia de hombres (prelados) entre ellas",el Papa Honorio III, en la misma época que Santo Tomás, escribe a la “hija amadísima, Abadesa Jotrense, que es cabeza y patrona de los presbíteros". Y, en otro lugar, alude a “los clérigos de su jurisdicción sujetos a la Abadesa…”

Giner Sempere, en su libro sobre “La potestad de jurisdicción de las mujeres", al llegar al siglo XIII, el autor dice que “en el siglo XIII, es difícil distinguir entre los privilegios de exención y el derecho común” y explica como aparecen Abadesas, en lugares y épocas muy distintos, con un gran poder espiritual y civil difícil de explicar desde un sólo ángulo. Por el contrario, René Metz, refiriéndose a las Abadesas de las Huelgas y Fontevrault, afirma: “Conviene hacer notar que, en todos estos casos, no se trataba de un abuso sino de situaciones perfectamente regulares reconocidas por la autoridad", aunque, por supuesto, excluye las atribuciones que comportaran el sacramento del Orden.

San Josemaría Escrivá, en su libro sobre la Abadesa de las Huelgas, explica que ésta ejercía el gobierno “como lo hiciera una reina", de su extenso señorío, con la facultad de sentarse en el tribunal y ejercer justicia; recibía la profesión religiosa de los frailes del Hospital del Rey, “que, bien a su pesar, le debieron obediencia y sumisión"; daba licencias para los sagrados ministerios y confesiones en las iglesias y parroquias que estaban bajo su jurisdicción; expedía dimisorias para las órdenes sagradas, fulminaba censuras canónicas, sellaba con el sello abacial los despachos que desde el Contador bajo de Santa María la Real dictaba, se oponía a los obispos…, en fin lo que describe es una “jurisdicción quasi episcopal vere nullius, que le permitía obrar en su territorio separado, como un obispo en su diócesis…". El Padre Flórez dice de esta misma Abadesa que ejercía todo ello “con jurisdicción plena, privativa, quasi episcopal, nullius diócesis y con privilegios reales” y, además, “ejercía esta doble jurisdicción en pacífica posesión, como es público y notorio".

Ahora bien, la Abadesa de las Huelgas no era la única en ostentar grandes poderes. La Abadesa Jotrense también logró un extraordinario poder “quasi episcopal", pero, según algunos, de ahí tampoco se podrían sacar conclusiones respecto a una exención activa, y más o menos se viene a calificar de “abuso". La de Montvilliers, también, debía de ejercerlo de forma muy semejante, porque “os archivos nos entregan la realidad de una jurisdicción que denota una potestad idéntica a la episcopal; casos reservados, excomuniones, suspensiones, nombramientos, etc. etc.. La Abadesa de Notre Dame de Troyes daba posesión al mismo obispo de Troyes y superaba en jurisdicción a los párrocos. Y ¿qué decir del poder omnímodo de la Abadesa del celebérrimo y poderosísimo Fontevrault, citado siempre como una excepción?; no hay duda posible de que, de hecho, en dicho cenobio, la Abadesa ejercía el poder de jurisdicción” Ahí, la Abadesa es denominada “caput et domina". Quizás las Abadesas inglesas de Shaftesbury o Whitby no tuvieron un poder mucho menor. El año 694, asistieron cinco Abadesas al Concilio de Bacanieldy; el año 705, fue una al de Nidd (Inglaterra). En Alemania, se conocen “abusos” semejantes en las ciudades de Magdeburgo y de Hildesheim. A la Abadesa cisterciense de Conversano (Italia) la encontramos, en cierta ocasión, bajo el baldaquino, revestida de mitra, báculo y estola y recibiendo el homenaje de todos sus súbditos, incluso del clero. Ellos se arrodillaban ante ella y le besaban la mano como signo de obediencia; el gran Cardenal historiador, Cesare Baronio, la califica de “Mostrum Apuliae". La mayoría de estas Abadesas ejercían el derecho a la excomunión y otros poderes eclesiásticos y civiles.

Volviendo al privilegio concedido al convento de Cubas de la Sagra, éste se debió a la fama adquirida por Sor Juana a causa de sus visiones. Se trata de una época, nos cuenta Inocente García, en que se prestó mucha atención a las visiones y profecías, y las mujeres videntes adquirieron mucho prestigio. Pero el dicho privilegio, signo de la confianza puesta en ella por el Cardenal Cisneros, sin duda debió causar desasosiego en algunos eclesiásticos y de hecho, poco después de la muerte del citado Prelado, algunos de dichos eclesiásticos intentaron privar a las monjas de Santa María de la Cruz del beneficio de la parroquia argumentando que “las mujeres, aunque fuesen religiosas, no eran suficientes para tener cura de almas”, a lo que ella respondió pidiendo una bula papal que la confirmara “persona suficiente para estar en el servicio del curato por el Monasterio”. 

A partir de esta petición, comenzaron una serie de intrigas en el monasterio, sin duda azuzadas por clérigos de fuera con la colaboración de algunas monjas de la comunidad, con el fin de que los superiores franciscanos destituyesen a sor Juana. Se consiguió dicha deposición, que culminó con el nombramiento como abadesa de la subpriora, la que más había intrigado contra sor Juana, como suele ocurrir en estos casos. Pero Dios, que hace justicia a los suyos, consiguió que pronto fuera sor Juana de la Cruz restituida a su puesto de superiora (y párroco), que llevó hasta su muerte.

Murió el día 3 de mayo de 1534. Enseguida fue proclamada santa por el pueblo, llegando a recibir culto público. Tras el Concilio de Trento, al no poder ser reconocida su santidad por “culto inmemorial” por no cumplirse los cien años que marcaban los decretos de Urbano VIII, hubo de seguir el camino normal. Fue declarada Venerable. Los escritos fueron la causa de la paralización del proceso, reemprendido en dos ocasiones, y una vez más en la actualidad. El Monasterio de Santa María de la Cruz, en Cubas de la Sagra (provincia de Madrid, diócesis de Getafe), es reconocido popularmente como el “Convento de Santa Juana” y es centro de peregrinación para todas las gentes de los pueblos de alrededor, de la comarca de La Sagra e incluso de lugares más lejanos. Contiene hoy en día la tumba con los restos de Sor Juana, que fueron quemados y dispersados durante la persecución religiosa española de los años 30, como si tales restos pudieran hacer algún daño al bien del progreso laico, pero que posteriormente se encontraron en los 80 y fueron colocados en la hermosa urna que hoy se venera en el templo de las religiosas.

Alberto Royo Mejía, pb. de la Diócesis de Getafe (España)

Si reciben gracias o para cualquier duda acudan a:

 Hnas. Clarisas Franciscanas. 
Monasterio de Santa María de la Cruz
28978 Cubas de la Sagra (Madrid) España
http://infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php/hi-santa-juana-de-la-cruz/ 
http://oratoriosanfelipeneri.org/menuactividad/otras-actividades-apostolicas/diocesis-de-getafe/santuario/la-santa-juana